Red eléctrica.
La energía eléctrica se distribuye desde la fuente generadora hasta el
consumidor a través de cables metálicos, llamados conductores eléctricos,
con longitudes de cientos y miles de kilómetros, conocidos como red eléctrica.
La red eléctrica representa los circuitos vectoriales ortogonalmente cerrados
generados por la fuente. El cable metálico conductor representa el circuito
eléctrico, en el que las polaridades vectoriales de los átomos están conectadas
en serie para cerrar el circuito vectorial. Al cerrar el circuito vectorial
eléctrico, se cierra simultáneamente en el plano ortogonal el circuito vectorial
llamado magnético. La diferencia entre los dos circuitos ortogonales radica
en el medio a través del cual se cierran. El circuito vectorial eléctrico se
cierra mediante las polaridades vectoriales de los átomos en la estructura del
cable metálico, orientadas en dirección y sentido. Cabe destacar que solo los
átomos de ciertos elementos tienen polaridades vectoriales bipolares, llamadas
conductividad. El circuito vectorial magnético se cierra a través del espacio
vectorial y, por esta razón, se denomina campo magnético. Las fuerzas
vectoriales centrípetas de los circuitos magnéticos comprimen y orientan en
dirección y sentido las polaridades vectoriales de los átomos en el circuito
eléctrico ortogonal. Al ser paralelos los circuitos magnéticos, sus fuerzas
repulsivas aseguran la orientación de las polaridades vectoriales de los átomos
a lo largo de toda la red. La longitud de la red es el factor clave para la
estabilidad del funcionamiento cuando es atravesada por la velocidad del
viento y el gas atmosférico. El gas atmosférico está formado por estructuras
vectoriales llamadas átomos, que constituyen un espacio vectorial, con
densidad y presión que disminuyen radialmente. Por lo tanto, el gas, el
espacio vectorial, solo puede ascender bajo la acción de una fuerza
vectorial, la fuerza de Arquímedes. La luz solar representa oscilaciones del
espacio vectorial con diferentes frecuencias que resuenan con los átomos
del gas. Mediante las oscilaciones, los átomos del gas expanden su densidad
y la del espacio vectorial, y la fuerza vectorial de Arquímedes los desplaza
hacia arriba. El movimiento ascendente del gas atmosférico genera circuitos
vectoriales ortogonalmente cerrados, vórtices, que lo impulsan en
movimiento rotatorio a grandes distancias: el viento en cuestión.
La velocidad del viento representa la intensidad y la densidad de orientación
en la dirección y el sentido de las polaridades del espacio vectorial.
La interacción de la densidad del espacio así orientado, en sentido único,
con el espacio vectorial magnético, orientado en la dirección alternativa,
disminuye las oscilaciones y la carga. Sin carga, la tensión de la fuente
aumenta, activando el sistema de protección del generador.
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